miércoles, 10 de febrero de 2010

¿Imitaciones consentidas?

¿Cuantas veces nos hemos parado delante de un cartel y hemos dudado sobre la originalidad del mismo?. Está claro que el mundo actual nos pone muy a la mano todas las herramientas que necesitamos para que el plagio se produzca. Internet, la fuente de información más grande jamás creada, los precisos y rápidos medios técnicos actuales y un sinfín de personal cualificado, vienen a provocar que la casualidad dependa únicamente de la buena fe.

Antes de que este mundo viera repartida de un modo más equitativo la riqueza, y existiesen unos medios de comunicación decentes, ser poseedor de una obra original no tenía el mérito que tiene hoy día, dada la actual masificación en todos los aspectos y la velocidad a la que fluyen todas las tendencias. Así pues, una obra original hoy llevada a los medios de comunicación de masas, si bien no se le parece en parte a la de otro individuo aislando comunicativamente hablando en cualquier lugar de este mundo, su estatus como obra original y novedosa no tardará mucho en ser arrasado por una inminente obra nueva más "original y novedosa todavía".

Esta pequeña reflexión se digiere mejor con ejemplos, y para ello que mejor que una demostración a lo bestia de lo que viene siendo un plagio en toda regla. Las casualidades las dejamos para otro día.

El incansable I want you!:


El cartel de Renau y la imitación que proclama "haz el arte y no la guerra":


La archiconocida Mona Lisa y su plagio con garabato Dadá (...):


La estética daliniana en todo su esplendor: